Islam del reino: Una versión con hipocresía anglosajona del imperio turco
En la Primera Guerra Mundial el imperio británico tubo más suerte en su guerra por poderes que el imperio turco. Consiguió convencer a los jefes de diversas tribus para que lucharan por su causa a cambio de promesas bacías, como es natural. Porque el imperio británico tenía una ventaja con respecto a su adversario en la región, no generaba tanta aversión entre la población local. Los crímenes multiseculares cometidos por el imperio británico para que el Yemen siguiera siendo ingles no eran tan conocidos como los del imperio turco en arabia. Consiguió que los árabes pusieran los muertos para agrandar el imperio en oriente medio y que este controlara los principales territorios con petróleo. Al mismo tiempo necesitaba colocar a miembros de la aristocracia indígena en otros territorios. Pero que fueran lo suficientemente fiable para asegurarse su lealtad de forma permanente y acrítica. La casa de Saud era la más indicada para someter bajo su mandato la mayor parte de Arabia. Controlaba a través del chantaje, la extorsión y el miedo el 25% del actual reino de por sí. Pero no podría retener sin la ayuda del ejército británico un territorio tan grande como el que le otorgaron sin ser precisamente la facción que más aporto militarmente en la campaña. Eran buenos políticos, chantajistas, hábiles pero no especialmente audaces y valientes. Era la opción perfecta para controlar las regiones chiitas del golfo pérsico. Solo podrían depender permanentemente del imperio británico o de sus herederos para mantener su poder.
Su visión del islam elitista hiper reaccionaria era lo que se necesitaba para garantizar los negocios. Toda clase de negocios. La imposición de sus doctrinas religiosas tendría que ser por la fuerza de las armas y sin lugar a dudas tendría que desembocar en un estado de castas. Donde los no creyentes puros serian marginados y las clases pobres serían sometidas. En resumen un versión del imperio turco con la tutela inevitable política y militar del imperio británico.
Revolcando se en el estiércol del amor por el islam con billetes de cien dólares.
La casa de Saud fue elegida tanto por sus puntos fuertes como por sus debilidades. Y el imperio británico y sus herederos criollos EEUU siempre desearon y desean que sean débiles e incapaces de valerse por sí mismos como potencia imperialista.
Siempre han considerado las debilidades morales y de carácter en los sátrapas subordinados deseables e incluso necesarias para el mantenimiento de la confianza. Por eso las ambiciones imperialistas y de hegemonía en el mundo árabe de la casa de Saud han sido objeto de zancadillas desde siempre por parte de sus patrones. Potenciando a las facciones más conservadoras y comerciales de la casa de Saud, eliminando a los elementos sospechosos o dando alas a sus adversarios petro-aristócratas de los principados menores del golfo.
Pero sobre todo desde los primeros tiempos han fomentado entre los príncipes del golfo, no solo los Saud un comportamiento y filosofía de vida esnobista y crápula. Una de las principales preocupaciones de la sociedad de naciones fue convertir a la familia Saud y otros aristócratas en la religión de la buena mala vida. Cuanto más gordos, viciosos, opulentos e indolentes mejor para todos.
Para ellos mismos y para sus patrones. En el reparto colonial de la sociedad de naciones en 1919 en adelante las regiones otorgadas al imperio republicano francés serían más “liberales”. Así que el Libano y Beirut en concreto se convirtió en la Habana de oriente medio. Un paraíso del juego y la prostitución, que se convirtió en el destino turístico sexual recurrente de la elite dominante del golfo pérsico. Osama Bin Laden hecho la pota (de borrachera) a la salida de más de un puticlub de Beirut cuando era un borjamari más de la aristocracia burguesa del ladrillo de arabia de los Saud. Mientras que en los otros lugares se aplicaba la Sharia islámica famosa y muchas más cosas como la discriminación de castas y el aparthed (como en Israel) contra los beduinos, los herejes y pobres en general, no solo las distintas sectas catalogadas como chiitas.
La secta jarichí también es un elemento de interés para la represión de las potencias coloniales europeas. La preocupación por mantener e imponer la Sharia islámica en principio fue sostenida y mantenida por fuerzas militares occidentales al mismo tiempo que protegió en otros lugares el comercio del alcohol, el juego y la prostitución. Todo ello con la excusa de proteger las libertades en el último caso y la estabilidad en el primero.
Yihad contra el reino, la lucha continua contra el islam de los oligarcas
La sharia Islámica Wahabita de los Saud no fue impuesta por bandas de barbudos en el territorio otorgado por el imperio británico a los miembros de dicha casa aristocrática. Fue impuesto por los caballeros y oficiales del ejército de su majestad Jorge V de Inglaterra. Los caballeros de la Royal Air Armig (el real ejército del aire) fueron decisivos y determinantes. Sobre todo para reprimir a las numerosas tribus beduinas de Arabia que jamás reconocieron la autoridad política, ni mucho menos la autoridad religiosa de los Saud. En el mundo islámico el poder político se erige en poder religioso en cada estado al no haber una organización doctrinal unitaria que vele por la ortodoxia religiosa.
Así que la ortodoxia religiosa se mide en tanto en cuanto se adapte a las necesidades de la clase dominante de cada estado islámico. En el caso de los Saud el principio teológico de respeto y obediencia a la autoridad, a su autoridad, no podía justificarse naturalmente entre tribus que no habían tenido ningún estado que les impusiera su autoridad religiosa con éxito, la autoridad religiosa que teológicamente entendían era la autoridad moral de los ancianos, los emires, los jeques tribales.
Habían luchado durante siglos, contra el “el gobierno de satan en el islam”, un término mucho más común de lo que puede pensar un occidental, que se refiere al poder colonial de los turcos.
Así que la autoridad moral religiosa de los Saud debía ser impuesta por la fuerza. Sin necesidad de ninguna circunstancia extraordinaria más. Pero como sucedió durante siglos en el islam la guerra entre la ciudad y el desierto volvió de nuevo. La guerra entre el mundo de los comerciantes, de petróleo, y el mundo tribal, beduino. Los jefes tribales y los jeques religiosos no aceptaron la imposición religiosa de la Sharia Islámica de los Saud ni su autoridad política.
Llamaron a la Yihad contra el Reino de los mercaderes de petróleo en su propio nacimiento. En 1920 se declara y no solo por las tribus Chiitas de arabia la primera Yihad del siglo XX, contra el reino de los Saud y por supuesto contra los occidentales, el imperio Británico. El reino de los Saud no tenía una fuerza militar comparable a la alianza tribal que dio lugar a la casa real jordana, que efectivamente combatió contra los turcos.
Su fuerza residía en su capacidad de controlar las fronteras con las colonias británicas de arabia. Su buena relación con los británicos y su control de la costa del mar rojo cercano al canal de Sued. Pero no tenía capacidad para controlar el inmenso territorio que los británicos le otorgaron.
Sus dominios se multiplicaron por cuatro en teoría no en la práctica. Así que cuando estalla la Yihad contra el reino no tenían ni medios ni fuerza para intentar aplastarla en el desierto ni cómo proteger las ciudades petroleras. El ejército británico que entonces ocupaba militarmente los principados del golfo como Qatar, Irak y Palestina sale al rescate de la Sharia Islámica y de sus queridos mercaderes. La aviación del ejército británico comenzó a castigar con brutalidad a los beduinos.
Ametrallamientos contra poblados, jaimas, rebaños, bodas y fiestas populares en general. Toda aglomeración de “canalla” era objeto de bombardeo, al igual que los pozos y los oasis. En esa época los bombardeos aéreos contra la población “hostil” era un método de la elite dominante muy popular. El ejército español en el rif, el soviético poszarista en los Urales y el ejército del aire británico en arabia hacían lo mismo. Masacrar a los rebeldes campesinos o tribus nómadas con ametrallamientos, bombardeos con granadas, lanzadas a mano muchas veces, o ataques con gas mostaza. En el caso de los ingleses no fue menos violento ni cruel.
Quizás más aun, pues prácticamente hoy en día no se conoce ni siquiera entre las nuevas generaciones de musulmanes la menoría de dichos hechos. Solo los descendientes de las victimas beduinas, que son comparables a los gitanos de España, social y jurídicamente en Arabia Saudí, puede que recuerden las matanzas del real Ejército del aire inglés. En mitad de la nada en el desierto de arabia las bombas de gas mostaza podrían haber caído por centenares, por millares, nadie hizo preguntas ni nadie las hará. Todo para crear un estado neo colonialista como Israel sometido a la Sharia Islámica y al aparthed por la gracia del imperio británico.
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