El gran amigo personal de Berlusconi, de repente se convierte en un dictador sanguinario, y acto seguido le sacan los trapos sucios que los mismos que le acusan le habían perdonado. Todo por que las compañías petroleras, seamos claros, que explotan el gas y el petróleo libio se ven obligadas a parar la producción, a evacuar a sus ingenieros y personal occidental, dar por perdidos bienes y vehículos confiscados por el proletariado y dejar a su suerte a cientos de miles de trabajadores serviles venidos de los rincones más míseros del planeta. Todo por culpa de que Gadafi no es capaz de aplastar una insurrección proletaria que comienza con las ocupaciones de viviendas en construcción por su escasez, protestas por el paro y la carestía de la vida y termina con la deserción de los soldados encargados de aplastar las protestas. Este último factor y no otro es el que motivo la utilización de aviones de guerra, la necesidad de aplastar a los que tenían que aplastar al proletariado. Eso explica las escasas bajas en los cuarteles tomados por los rebeldes, la mayor parte de los soldados desertaron. La mayor parte de las muertes de soldados se produjeron en los primeros momentos, de un conflicto que dura más de nueve meses, a manos de los oficiales y la aviación del Estado libio. En cuestión de días la insurrección se extiende y algunos funcionarios del régimen desertan. Los combates tienen una incidencia militar ridícula.
Los enfrentamientos se resuelven sin apenas muertos. La burguesía internacional necesita una nueva elite burguesa para controlar el país por eso apoya a los ministros desertores. Las fuerzas de Gadafi, al mismo tiempo, invitan a marcharse a los extranjeros y confiscan sus bienes como hacen las primeras partidas de rebeldes. Las fuerzas burguesas organizadas alrededor de Gadafi reparten pagas extraordinarias al proletariado y al mismo tiempo desempolvan el discurso tercermundista-leninista anticolonial.
Parece que todos los pasos dados por los llamados gadafistas y la burguesía internacional están dirigidos a acabar con el derrotismo revolucionario en toda Libia. Pretenden intentar que los proletarios se masacren entre sí por distintas banderas burguesas, por la democracia liberal o el supuesto antiimperialismo. Los bombardeos de la OTAN son un método para reproducir el enfrentamiento y acabar con el derrotismo presente en ambos ejércitos milicianos, derrotismo que perjudica especialmente a las compañías petroleras. Derrotismo que permitió que las milicias y soldados profesionales del Estado libio se quedaran a las puertas de la segunda ciudad del país tras un mes de leves combates, mientras se combatía dentro de la ciudad y se confirmaba que un avión controlado por los ex ministros fue derribado por antiaéreos de otros rebeldes.
Se niega el supuesto de enfrentamiento interno, insurrección o derrotismo de las milicias con respecto al gobierno provisional apoyado por la burguesía internacional. Pero los hechos dan indicios alarmantes de guerra internacional contra el proletariado en toda Libia. Bombardeos de la OTAN reiterados contra columnas concretas de proletarios, bombardeos contra tanques rebeldes, que salían en los noticiarios desde la primera semana de insurrección en febrero de 2011, justificados por los principales generales de la OTAN con el argumento de que no sabían que los rebeldes tenían tanques. Las pruebas irrefutables: 5 meses de estancamiento militar y bombardeos de la OTAN y la tenaz resistencia a la intervención extranjera terrestre de amplios sectores proletarios.
Las instituciones rebeldes libias parecen repetir la historia de la republica española en la guerra civil. Su principal preocupación es agradar a la burguesía internacional y desarmar o controlar a las milicias. Su imperiosa necesidad es imponer su autoridad, reconstruir el Estado y sus cuerpos represivos. La muerte del máximo jefe militar del gobierno de Bengasi y ex ministro del interior libio cuando regresaba del frente a manos de milicianos dejo todo bien claro. El consejo transitorio era incapaz de imponer su autoridad en su misma capital, es impotente cómo el gobierno republicano en 1936. Y como él recibe ayuda económica, armas y asesores para reclutar policías que hagan la guerra al proletariado, a la chusma, a las milicias... Los milicianos del Este no sabían ni cómo eran las armas enviadas por Francia porque ni habían aparecido por los frentes. No en vano después de la muerte del general ex-ministro del interior y general en jefe rebelde, el ex ministro de justicia pidió que las distintas milicias controladas por los consejos locales se pusieran a las órdenes del Consejo Nacional Transitorio, en resumidas cuentas un llamamiento a disolver los comités locales proletarios y a reforzar el Estado burgués. Los que no actúen así serian considerados gadafistas, es decir fusilados. Pero todo parece indicar que los proletarios no se van a dejar fusilar así que tendrán que ser bombardeados por la OTAN. (Este texto fue escrito antes que el consejo nacional transitorio reconociera que el general y dos miembros de su estado mayor fueron ejecutados y quemados dentro de Bengasi por milicianos locales) Entonces era el momento de liquidar el asunto antes de que las cosas degeneraran y así se impulso un frente rebelde en una zona deshabitada y fuertemente controlado por oficiales del ejército tardíamente desertores e islamistas hasta el año pasado perseguidos por la CIA. Todo con dirección de los centros de mando de la OTAN para tomar Trípoli, que evidentemente cayó en pocas semanas desde la muerte del ex ministro del interior. Es lógico que nadie defendiera las casas de los hijísimos de Gadafi pero los petroburgueses exigirán desarme de la población, control burgués de las milicias, mano dura… concesiones petroleras a precio de saldo…
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