jueves, 6 de noviembre de 2025

Guerra contra revolucionaria en Yemen.

En este mundo de propaganda sin límites, en el que se oculta el despeñadero donde esta civilización arroja a sus hijos en masa y al mundo entero. Valiéndose de la vendita niebla para confundir y distraer. Distracciones de malditos cuentos de guerra contra dragones y mostros inhumanos, denominados por unos nazis liberales judíos y por otros zares reaccionarios -progresistas. A pesar de todo ello a veces encuentras historias tan viejas, como este mundo, muy fáciles de entender. 
Tras ver la total indefensión del proletariado en arabia. La total indiferencia de la progresía y la izquierda en general sobre la responsabilidad de todas y cada una de las burguesías demócratas en el genocidio premeditado, hiper reforzado militar y económicamente, no podemos hacer otra cosa que intentar expresar algún tipo de posicionamiento revolucionaria sobre esta realidad social escandalosamente aceptada. La coincidente propaganda de guerra a favor de una facción de oligarcas corruptos possovieticos con esbirros y estéticas grotescas no hace más que revolvernos las tripas aún más. 
Podríamos seguir por diferentes razones nuestro silencio al menos en este formato, como durante estos años de disciplinamiento social con la excusa de la amenaza viral. Realidad que nos ha llegado al mismo tiempo que otras cuestiones de la guerra cotidiana de la burguesía contra el proletariado, cuestiones propias de la supervivencia existencial del proletariado. 
Podríamos poner punto final a este formato sin ninguna explicación previa o poner un punto final con nuestras posiciones en los albores de la masacre generalizada contra los proletarios independientemente que sea a través de la guerra interburguesa o no. 
En cuanto a lo de la pandemia y demás, suscribimos las tesis ya expresadas por muchos compañeros sobre lo inevitable del desastre en general y la necesidad del disciplinamiento al proletariado antes de la precipitación final del desastre capitalista. “Guerra social microbiológica en China” es una de las expresiones compañeras más lúcidas sobre lo que nos ha pasado y nos pasara. Hay barias recopilaciones de textos sobre este tema que suscribimos y compartimos. Pero más allá de algunas puntualizaciones y alusiones no tocaremos demasiado el tema. Nos centraremos en una de las consecuencias de esta ofensiva general de la burguesía contra el proletariado y la tierra. 
La guerra en Yemen es la más alta expresión de la guerra contrarrevolucionaria, la guerra contra el proletariado y contra la tierra (nadie habla de las reservas de agua fósil del Yemen). 
La más alta expresión ideológica y social de lo que significa democracia, sociedades abiertas y tolerancia burguesa. Es decir, despotismo brutal y sangriento en pos del intercambio democrático de mercancías. Esta alta expresión de la naturaleza de este sistema mundo totalitario a maza martillo nos da una visión real y de conjunto que nos ayuda realmente a analizar otros elementos del desastre capitalista. Incluida la guerra interburguesa con estética inter étnica entre distintas poblaciones multisecularmente esclavas. Que analizaremos a continuación de este escrito

.Anexo 1  ¡Alabada sea la Revolución la vendita, alabado sea el Che el vendito!  En otras ocasiones ya habíamos apuntado que en el islam el componente milenarista, determinadas leyes sociales y valores propios de las sociedades tribales han determinado entre otras cosas la imposibilidad de que los estados islámicos puedan ser eficientes estados capitalistas. 
Incluso eficientes estados a secas. Por mucho que se intente explicar la expansión islámica en términos racionalistas burgueses imperialistas, se tiene que reconocer que en muchos casos el valor social de la venganza esperada desde tiempos inmemoriales, fue lo que en ciertas zonas acelero un proceso cíclico. La caída de imperios y la sustitución por otros. Pero al mismo tiempo esto también ha sido un lastre para las nuevas autoridades. Por un lado el imperio islámico se apoya en sociedades tribales con valores sociales muy diferentes a la ideología dominante de sociedades comerciales. Por otro estas sociedades tribales son atraídas con un discurso redentorista donde se da por bueno esos valores y se promete un reino eterno de felicidad y comunión de los hombres. Esto también es importante remarcarlo, la sociedad tribal no considera hombres a los que están fuera de la tribu, al aceptar unirse a un ente más grande aceptan la parentela con otros hombres y por tanto también el deber de auxilio. Esto con una dimensión ideológica real, que se expresa en los hechos. Esta dimensión real está racionalizada en la sociedad tribal con el concepto islámico “umna”. 
Esto unido a las lógicas contradicciones irresolubles entre la ideología y la práctica de todo Estado donde se lucha por proteger los intereses de la clase dominante de una sociedad mercantil, convierte al islam en una jaula de grillos. Es el comienzo de una espiral de frustración y sed de venganza. Con tintes teológicos y unidos a todos los elementos clásicos de las rebeliones del mundo rural: hambre de tierras, lucha por el respeto a las leyes viejas tribales (reconocidas en el islam) los derechos sobre el agua, el derecho de paso…  El choque entre la religión convencionalista de comerciantes de esclavos, tratantes de blancas (chulos), clero profesional, aristócratas y terratenientes, y la religión interpretada desde el prisma cultural de sociedades comunitarias no puede hacer otra cosa que desembocar en una guerra a muerte multisecular. Y esto desde el inicio mismo del islam desde el surgimiento de la tercera rama del islam el Jarichismo en el siglo VI hasta la “guerra de los campesinos” islámica en los principios del siglo XV.  Hoy todo esto que nada tiene que ver con la lucha intestina del clero profesional. Sigue operando dentro del islam olvidado, perseguido por propios y extraños. Como la yihad roja, “la venganza por la sangre de los inocentes injustamente derramada” puede ser proclamada contra “infieles” que hagan cosas muy concretas o contra cualquiera que “injustamente derrame la sangre de los inocentes”, ¿Qué estado no derrama injustamente la sangre de inocentes? ¿Qué estado islámico de ayer y hoy no ha derramado la sangre de los inocentes?. Esto en un contexto teológico donde cualquiera, cualquier “anciano”, en cualquier pueblo perdido que estudie el Corán puede llamar a la “yihad roja” en auxilio de cualquier grupo masacrado que sea considerado parte de la familia tribal extensa “la umna” islámica. Así que no solo se podría llamar a la “yihad roja” contra el Estado Islámico, sino contra el jefe del Estado Islámico el sultán turco, contra Marruecos o su rey o contra todos y cada uno de los estados islámicos que durante las primaveras árabes desde 2011 reprimen y ametrallan a los manifestantes que piden pan para sus hijos. La yihad contra la policía en general o contra los que arman a los estados islámicos para matar a los “inocentes”. Los yanquis son los que más armas han vendido a los estados islámicos represores, claro. 
Claro en este contexto si se llama a la yihad roja, no se puede respetar al mismo tiempo la preponderancia de la propiedad privada, del respeto a la autoridad del estado y la autoridad religiosa de los que permiten “derramar la sangre de los inocentes”. La venganza es una de las obligaciones inmemoriales de los miembros de la sociedad tribal y el motor de la yihad roja. Todos aquellos que llaman a castigar o castigan a los culpables son un instrumento de lo que “ellos… los otros” consideran la voluntad de “Alá”. La dama de “El Che” castiga a los culpables por todas partes y llama a hacerlo en 100 lugares distintos. 
Así que no es realmente contradictorio que los que llaman a la “yihad roja” o por la justicia y la caridad, tengan iconos de “santos ateos izquierdistas” como la dama de “El Che”. Son un instrumento de la venganza tribal extensa, que es la voluntad divina. Aunque estos “ateos” digan que la propiedad es un robo, da igual, la propiedad exclusiva de la tierra y el agua es un robo para la sociedad tribal, si no es calificado como un crimen atroz.

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