El siguiente texto trata de sintetizar el punto de vista del proyecto Democratico (contra insurgente de toda la vida) de la Clase Media y la Pequeña Burguesia radicalizada.
REFLEXIONES PARA LA GESTIÓN Y AUTOGESTIÓN DEMOCRÁTICA DE LA CATASTROFE ¿Por qué el Estado debe formalizar su compromiso con la sociedad civil organizada?
Nos enfrentamos a una crisis civilizatoria al mismo tiempo que aumenta el antagonismo social, se degrada el progreso democrático del que somos herederos y amenaza la supervivencia de la humanidad, como representantes de dicha humanidad, hoy más que nunca, la sociedad civil organizada debe evitar a toda costa el desmoronamiento del Estado como unidad política gestora de los intereses económicos comunes al conjunto de la sociedad. Los sectores empresariales, tanto progresistas como conservadores, han impulsado el engrosamiento de nuestra clase, la clase media asalariada y los pequeños emprendimientos, sin embargo, no hay un compromiso social de largo alcance que asegure nuestra estabilidad económica ni social. Fenómenos como la desaparición forzada, el comercio informal, el sicariato forzado o voluntario, la narcocultura, la debacle ecológica, los feminicidios, etc... no son más que manifestaciones. sociales de problemas estructurales y sistémicos que el clientelismo político y la falta de voluntad gubernamental no han más que agravado.
Un breve relato
A medida que la ciencia reemplaza(ba) cada vez más al ser humano en el proceso de producción y lo expulsa(ba) del mismo, era necesario el progresivo desmantelamiento del endeble pseudo estado de bienestar del llamado Milagro Mexicano, en el que se engrosaron las filas de la burocracia gubernamental, artística y cultural, de la cual somos sus últimos vestigios, así como un leve mejoramiento de las condiciones de vida de la chusma. Mantener un ejército de desocupados sin un respaldo económico es clave para sostener la disciplina de la chusma en los centros de trabajo ante la amenaza de la desocupación. Sin embargo, el progresivo descenso de los salarios reales y un mercado laboral incapaz de absorber la fuerza de trabajo sobrante, volvía al sindicalismo corporativista de nuestra facción política más avanzada, el PRI, cada vez más inoperante, incapaz de disciplinar a la chusma en los centros de trabajo (mirar el ludismo anti social de las trabajadoras textiles) y una cosmopolita burocracia cultural sin interés alguno en aglutinar a las excrecencias de la clase obrera en el ámbito del consumo mercantil marginal, las periferias, da paso a que los centros educativos y los barrios obreros se transformaban en caldos de cultivo para los antisociales y subversivos. Después de la terrible masacre de nuestros padres y madres el 2 de Octubre de 1968, el Estado Mexicano debía dejar a un lado su brutalidad espectacular para enfocarse en una supresión violenta más focalizada.
Allí donde nace una necesidad, nace un derecho. A medida que la razón económica colonizaba el conjunto de la sociedad y empujaba la lucha de clases más allá de los centros de trabajo, ante el tambaleante Estado de Derecho se presentó una doble necesidad, la de articular una policía secreta capaz de mutilar la organización subversiva dentro de los centros de trabajo y fuera de estos, así como la necesidad de reorganizar a la fuerza de trabajo sobrante como reacción dentro de los barrios marginales y evitar su total incorporación a las filas subversivas o mera dispersión en la delincuencia común; así pues, nacieron la Dirección Federal de Seguridad y los grupos de halcones y porros en los centros estudiantiles. Ambos cumplirían a cabalidad sus propósitos inmediatos en el curso civilizatorio, aplastar a la guerrilla de la urbe (Asalto al cielo en Culiacán 1974. La Ligaaún era ambivalente en su carácter democrático) y reorganizar la marginalidad sin dejar a la suerte su ambivalencia subversiva o reaccionaria. El Estado comenzaba a aprender de los disturbios raciales antidemocráticos y destructivos de los negros marginales en Watts, Estados Unidos en 1965.
De igual manera, la escoria del campo, ante el fracaso del reparto agrario en el que culminó agrarismo de Zapata, justamente eliminado por la democracia, comenzaba a divisar dos fenómenos fundamentales; el enfrentamiento de forma cada vez más directa con la naciente burguesía agroindustrial, heredera de los terratenientes-hacendados del porfiriato y consentidos del cardenismo; así como las plantaciones de amapola y mariguana en la sierra y el campo como medio de subsistencia de los campesinos y proletarios agrícolas, lo cual solo se acrecentó con la eliminación del circuito mercantil de la heroina, producida en Turquía o el Libano, sintetizadaen Francia e importada a los Estados Unidos, la llamada conexión francesa. Allí donde se elimina un prospecto de mercado, no solo nace un imperativo económico, también nace una oportunidad de Estado para reformular sus estrategias en la lucha de clases, así pues se matarían dos pájaros de un tiro, defender a la naciente burguesía agroindustrial junto a su futura expansión en el mercado internacional (Tratado de Libre Comercio 1994), lograr la reorganización de la producción de subsistencia en verdadera industria de narcotráfico a escala internacional, y al mismo tiempo se aplastaba a los neo agraristas como Lucio Cabañas mediante las Brigadas Blancas.
Consecuencias de planear sobre la marcha
La naciente burguesía surgida del narcotráfico se expandiría y fraccionaria continuamente en función de las necesidades de control territorial. Iniciaba un periodo de descentralización de la contra insurgencia, control del territorio focalizado, de la fuerza de trabajo y del conjunto de las relaciones sociales de producción y reproducción social (cobro de piso, control de la delincuencia en asociación policial o como su reemplazo, control de la mendicidad, prestamista, etc...) la cual respondía a las necesidades de la lucha de clases en el periodo de dominación de la relación social capitalista a escala planetaria. No por nada, el Levantamiento del EZLN en 1994 sería la primera prueba de fuego para nuestra clase, ya que la burguesía nacional y sus accionistas a nivel internacional implementaríancercos militares clásicosacompañados por el de los sicarios privados del Capital de la Droga, tráfico de órganos, trata de humanos, etc... el mal llamado "Narco". Ante la derrota del movimiento obrero clásico, la Sociedad Civil entraría como mediador piadoso en los distintos ámbitos de la reproducción social, en este caso,en favor de un alto al fuego entre el EZ y el Estado Mexicano, culminando en los Acuerdos de San Andrés. Así se reveló nuestra vital importancia como sociedad civil organizada, aglutinadora de los diversos intereses, incluso contrapuestos, tanto de las comunidades en vías de desaparición por la reproducción ampliada del capital, como de los pequeños y medianos empresarios.
En este caso, la perspectiva de reparto de recursos y su integración en el mercado nacional salvaguardando usos y costumbres aún persiste como perspectiva de las comunidades arrasadas por el avance del capital, ayer el EZ, hoy Santa Maria de Ostula. Esto y no otra cosa, nos da margen de maniobra. La seguridad y la paz del Capital, son nuestra razón de ser. Somos el mediador predilecto entre las clases, la clase estatista que no pudo ser y se conforma con ser un reducto que busca salvaguardar el Estado de cosas actual, aún cuando la contradiccion entre la propiedad privada y el trabajo socializado se vuelve aún más potente. Sabemos que el narcotráfico es uno de los sectores de la economía que se ha integrado plenamente a la reproducción orgánica de la sociedad capitalista a nivel mundial. Le permitió un margen de maniobra al Estado Mexicano para salvaguardar la paz y el orden, mantener la confianza de la inversión empresarial ante la amenaza de la subversión comunista de campesinos y chusma trabajadora de las urbes (Culiacán 1974, Oaxaca 2006, Nochixtlán 2016). Sin embargo, en lugar de ser plenamente integrados dentro del aparato de seguridad oficial del Estado, como todo buen grupo armado que responde a sus inversores inmediatos, han comenzado un proceso de descomposición del Estado mismo en la lucha a muerte por la ampliación de sus mercados, mantenerse en los existentes y aniquilar a la competencia.
Al interior de su Estado, el capital maneja el exterminio de población sobrante sin una conciencia organizada que permita una recomposición orgánica de la dominación de clase, al pasar esto, las potencias capitalistas erigidas como policías mundiales o regionales, deben reorganizar la eliminación de capital variable (desposeidos de todo tipo, trabajen o no) y poner en orden al resto de las burguesías en disputa. Véase el caso de Palestina, Siria y Yemen (Con la clara particularidad de ser sociedades tribales cuyos valores ancestrales y referencia a la Umma Islamica son incluso contra puestos a los de sociedades mercantiles generalizadas, pero no por ellos imposibles de barrer mediante acciones Genocidas). El desmembramiento de la unidad politica del Capital en Estados particulares (En realidad, el Estado siempre es Mundial) es un fenómeno ya visto en Yugoslavia, Siria, Libia, Irak, Libano, Yemen, Somalia, Sudán y Palestina. México se dirige a una situación similar y la policía regional y mundial es Estados Unidos.
Sugerencia
Si el Estado Mexicano quiere sobrevivir como unidad política de un capital nacional y salvaguardar su imagen internacional como sociedad progresista, deberá redirigir de manera permanente parte de su clientelismo político a las asociaciones civiles y organismos no gubernamentales, colectivos y parentela, sobre quienes ha recaído el emprendimiento rentable de la caridad y mendicidad pequeñoburguesa ante la crisis de la reproducción social de la fuerza de trabajo. Dada la desconfianza cada vez mayor en las instituciones estatales clásicas (Sindicatos, Partidos Políticos, Agencias Policiacas y de Investigación, Instituciones de Servicios Básicos; Salud, Alimentos, Educación, Vivienda) por parte de las poblaciones marginales y en proceso de marginalización, las Asociaciones Civiles, ONG's, Proyectos Autogestivos de carácter asistencial, cultural y artístico, nos hemos convertido en una parte esencial del mantenimiento de la cohesión social y una válvula de escape que posibilita la reintegración de los marginales, proletarios, desposeidos, cómo se le quiera llamar, en el circuito de la producción y reproducción mercantil.
Y no solo eso, de igual manera funcionamos como una especie de subcontratista de dichas instituciones, que al estar rebasadas en sus capacidades burocráticas y quedar sin sus cascaras de beneficencia social desinteresada, vienen a ser reprendidas y hasta auditadas permanentemente por el accionar de ciudadanos que buscan realizarse como mercancías y evitar el deterioro de su circuito mercantil inmediato (la ciudad). Tenemos la ventaja de no contar con una estructura burocrática de tipo faraónico (o al menos no tan visible) como el de los partidos políticos, al combinar el verticalismo propio del politicismo que se dirige al Estado (para gestionar o suplicar) y el horizontalismo de tipo asambleario en el que se ve reflejado el ideario izquierdista o el aspiracionismo a un mercado mundial en el que las cumbres de cooperación multilateral sustituyen (que más bien aplazan) a las guerras. Deberá mejorar sus mecanismos de integración real-efectiva, sin por ello querer implementar una línea rígida de integración de tipo leninista. La ventaja del democratismo radical que representamos es que el pluralismo de ideas y tolerancia de sociedad abierta contrarresta la tendencia al conflicto con la apariencia de este, promueve una ruptura con los elementos más radicales, los cuales son depurados ante sus intentos de radicalizar la lucha o marginados por el desánimo ante su incapacidad de rebasar los límites de lo posible, para salvaguardar la existencia de la organización misma sus voces se ahogan en el mar del intercambio de discursos-mercancía especializados.
Somos la clase contra revolucionaria, aunque no lo sabemos, o tenemos otras intenciones, lo hacemos.
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